Calle Roque Rojas 1 - Bajo . Ubeda
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Plaza De Vázquez Molina, S/n. Úbeda Jaén
Si decides alojarte en Parador de Úbeda de Ubeda, estarás en el casco histórico y a pocos pasos de Palacio del Deán...
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Úbeda está situada en la provincia de Jaén, es una joya del Renacimiento declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Su impresionante patrimonio histórico, su encanto monumental y su ambiente acogedor la convierten en un destino ideal para los amantes de la cultura y la historia. Hospedarse en hoteles en Úbeda te permitirá descubrir esta ciudad llena de arte, tradición y belleza arquitectónica.
Úbeda destaca por su impresionante casco antiguo, repleto de monumentos renacentistas. La Plaza Vázquez de Molina es el corazón de la ciudad, donde se encuentran edificios emblemáticos como la Sacra Capilla del Salvador y el Palacio de las Cadenas, ejemplos sobresalientes de la arquitectura renacentista española.
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En el corazón monumental de Úbeda se alza la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares, un templo que encierra siglos de historia y una mezcla única de estilos arquitectónicos.
Construida sobre el solar de una antigua mezquita, esta iglesia refleja en cada rincón la evolución artística de la ciudad, desde el gótico y el mudéjar hasta el renacimiento y el barroco. Su imponente fachada, adornada con detalles minuciosos, anticipa la belleza que aguarda en su interior.
Al atravesar sus puertas, la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares sorprende con un amplio espacio de naves góticas, capillas laterales decoradas con retablos y un impresionante coro tallado en madera. La luz tamizada que se filtra por los ventanales crea un ambiente solemne y majestuoso, invitando a recorrerla con calma y admirar cada detalle.
Además de su valor arquitectónico, ha sido escenario de algunos de los acontecimientos más importantes de la historia local.
La Basílica de Santa María de los Reales Alcázares no es solo un lugar de culto, es un símbolo vivo de Úbeda y de su riqueza patrimonial. Quien se detiene en este templo comprende por qué la ciudad es considerada una joya del Renacimiento andaluz.
La Capilla del Salvador en Úbeda es una de las obras maestras del Renacimiento español y uno de los símbolos más reconocibles de la ciudad.
Situada en la majestuosa Plaza Vázquez de Molina, esta joya arquitectónica fue concebida en el siglo XVI como panteón privado de Francisco de los Cobos, secretario del emperador Carlos V. Su fachada, ricamente ornamentada, deslumbra por su armonía y por la exquisitez de cada relieve que la compone.
Al adentrarse en la Capilla del Salvador, la sensación es sobrecogedora. Su interior de planta centralizada, diseñado por Diego de Siloé y ejecutado por Andrés de Vandelvira, combina equilibrio, proporción y una atmósfera de solemnidad que atrapa la mirada.
Destaca el retablo mayor, una obra imponente de Berruguete, junto con las bóvedas decoradas y la cuidada iluminación que resalta cada detalle. Este espacio sagrado, además de ser un prodigio artístico, guarda una fuerte carga histórica y simbólica para Úbeda.
La Capilla del Salvador es mucho más que un monumento: es un emblema de la época dorada de la ciudad y una parada imprescindible para comprender su esplendor renacentista. Cada piedra, cada escultura y cada línea arquitectónica hablan del poder, la fe y la belleza que marcaron la historia de este lugar único.
El Monasterio de Santa Clara en Úbeda es un remanso de paz escondido entre calles históricas, un lugar donde el tiempo parece avanzar con calma.
Fundado en el siglo XIII, es uno de los conventos más antiguos de la ciudad y conserva intacto ese aire de espiritualidad y recogimiento que lo ha caracterizado durante siglos. Su exterior sencillo contrasta con la delicadeza de algunos de sus rincones interiores, reflejando la esencia austera de la vida monástica.
Al recorrer el Monasterio de Santa Clara, el visitante descubre una arquitectura marcada por la sobriedad gótica y el encanto de los detalles mudéjares. El claustro, con sus arcos elegantes y su atmósfera silenciosa, es uno de los espacios más cautivadores del conjunto.
La iglesia, de una sola nave, guarda valiosas imágenes y retablos que hablan de la devoción de generaciones enteras.
También es célebre por las dulces elaboraciones de las monjas clarisas, que continúan elaborando recetas tradicionales con el mismo mimo de antaño.
El Monasterio de Santa Clara no es solo un edificio histórico, es un lugar vivo que mantiene su función religiosa y cultural. Su calma, su historia y su autenticidad lo convierten en un rincón imprescindible para quienes buscan conocer la Úbeda más íntima y espiritual.
Basta con dar unos pasos por la Plaza Vázquez de Molina para que el Palacio de las Cadenas capte todas las miradas. Su presencia imponente y su equilibrio arquitectónico lo convierten en una de las piezas más destacadas del conjunto monumental de Úbeda.
Levantado en el siglo XVI por orden de Juan Vázquez de Molina, este edificio renacentista encarna la elegancia y el poder de una ciudad que vivió un momento de esplendor. La fachada, sobria y perfectamente simétrica, refleja la influencia del clasicismo italiano que marcó la arquitectura de la época.
Al cruzar sus puertas, un amplio patio central con galerías y columnas de piedra conduce a las distintas estancias, que conservan la serenidad característica de los grandes palacios renacentistas.
Hoy es la sede del Ayuntamiento de Úbeda, manteniendo así su vínculo con la historia política y social de la ciudad. El nombre del Palacio de las Cadenas alude a las cadenas que rodeaban su perímetro, símbolo de inmunidad eclesiástica.
Este majestuoso edificio no solo habla de poder y nobleza, también representa la esencia monumental de Úbeda y su lugar privilegiado en la historia del Renacimiento español.
Pocas plazas en España pueden presumir de la belleza y armonía que ofrece la Plaza Vázquez de Molina en Úbeda.
Al entrar en ella, el visitante se encuentra rodeado de monumentos renacentistas que parecen formar un escenario perfecto, donde cada edificio encaja con elegancia en un conjunto único. Este espacio abierto, amplio y luminoso es el auténtico corazón monumental de la ciudad, declarado Patrimonio Mundial por la UNESCO.
La Plaza Vázquez de Molina debe su nombre al secretario de Felipe II, Juan Vázquez de Molina, y reúne algunas de las joyas arquitectónicas más importantes de Úbeda.
Aquí se alzan la Capilla del Salvador, el Palacio de las Cadenas, el Palacio del Deán Ortega o la Basílica de Santa María de los Reales Alcázares, entre otros. Su trazado, de clara inspiración italiana, refleja la grandeza de la ciudad en el siglo XVI, cuando vivió su etapa de mayor esplendor.
Caminar por la Plaza Vázquez de Molina es una experiencia envolvente: la piedra dorada brilla con la luz del sol, los detalles arquitectónicos cautivan y el silencio histórico del entorno transporta a otra época. Es, sin duda, uno de los espacios renacentistas más bellos de Andalucía y un símbolo indiscutible de Úbeda.
Entre calles estrechas y adoquinadas, al final de un tranquilo paseo, aparece el Mirador de San Lorenzo en Úbeda, uno de esos rincones que dejan una huella imborrable.
Situado junto a la antigua iglesia del mismo nombre, este balcón natural ofrece una de las panorámicas más espectaculares de toda la comarca, con la campiña jienense extendiéndose a los pies de la ciudad como un manto infinito.
Desde el Mirador de San Lorenzo, la vista se pierde entre olivos, colinas y sierras lejanas, dibujando un paisaje que cambia con la luz de cada hora del día.
Al amanecer, la bruma suaviza los contornos del horizonte; al atardecer, el sol tiñe de tonos dorados y anaranjados los campos, creando un espectáculo natural difícil de olvidar. No es casualidad que este lugar sea uno de los favoritos tanto de locales como de viajeros que buscan un momento de calma y belleza.
Más que un simple mirador, el Mirador de San Lorenzo es un espacio para detenerse y respirar. Aquí se siente la historia de Úbeda, se contempla su entorno privilegiado y se disfruta de la serenidad que solo ofrecen los lugares verdaderamente especiales.
Recorrer la Calle Real en Úbeda es adentrarse en un viaje por la historia viva de la ciudad. Esta arteria, una de las más antiguas y emblemáticas, atraviesa el casco histórico uniendo pasado y presente en un paseo lleno de encanto.
A cada paso, sus fachadas de piedra, balcones forjados y portales señoriales revelan siglos de vida urbana, comercio y tradiciones que han dado forma a la identidad ubetense.
La Calle Real ha sido durante siglos uno de los ejes principales de la ciudad, por donde transitaban comerciantes, artesanos y vecinos. Hoy conserva esa vitalidad, con tiendas tradicionales, cafeterías acogedoras y pequeños rincones que invitan a detenerse.
A lo largo de su recorrido, se pueden admirar edificios históricos y detalles arquitectónicos que hablan de la época de esplendor renacentista que marcó a Úbeda en el siglo XVI. Caminar por la Calle Real es dejarse envolver por su atmósfera tranquila y elegante.
No es solo una calle comercial o turística: es un hilo conductor que une la historia monumental con la vida cotidiana. Un lugar perfecto para perderse sin prisas y disfrutar de la auténtica esencia de la ciudad.
El Museo Arqueológico de Úbeda es uno de esos lugares que permiten descubrir la ciudad desde sus raíces más profundas. Ubicado en una encantadora casa mudéjar del siglo XV, este museo combina historia, arquitectura y patrimonio en un mismo espacio.
Su edificio ya es, por sí solo, una joya que transporta a otra época, con su patio central, sus arcos delicados y sus estancias de piedra que conservan el encanto original.
Al recorrer el Museo Arqueológico de Úbeda, el visitante se encuentra con piezas que abarcan desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Cerámicas, útiles domésticos, restos de construcciones, esculturas y elementos decorativos narran la evolución de la vida en esta región a lo largo de los siglos.
Cada vitrina está organizada con un criterio claro, lo que permite seguir una línea temporal que ayuda a comprender cómo se ha forjado la historia local. Más que un simple espacio expositivo, el Museo Arqueológico de Úbeda es un lugar donde el pasado cobra vida.
Su ambiente íntimo, su valor patrimonial y la cercanía con la historia hacen de esta visita una experiencia tranquila, enriquecedora y muy especial para quienes disfrutan descubriendo los orígenes de los lugares que pisan.
La Torre del Reloj en Úbeda se alza como un símbolo del tiempo y de la historia que ha marcado a esta ciudad monumental. Ubicada en uno de los accesos históricos al casco antiguo, es un vestigio de las antiguas murallas y uno de los elementos más característicos del perfil urbano. Su estructura sólida y su altura imponente evocan la época en la que Úbeda debía protegerse tras murallas y torres de vigilancia.
Construida originalmente con fines defensivos, la Torre del Reloj adquirió su nombre y su aspecto actual cuando se le añadió un reloj que marcaba el ritmo de la vida cotidiana. Con su campana y su mecanismo, se convirtió en un referente para los vecinos, acompañando durante siglos el pulso diario de la ciudad. Desde su base, se puede apreciar el trazado histórico de las calles y la cercanía de otros monumentos que conforman el rico patrimonio ubetense.
Más que una simple torre, la Torre del Reloj es un testigo privilegiado de la evolución de Úbeda. Su presencia combina memoria, identidad y belleza, ofreciendo a quien la contempla un viaje directo al pasado sin necesidad de cerrar los ojos.
La Iglesia de San Nicolás de Bari en Úbeda es uno de esos rincones donde la historia se percibe en cada detalle arquitectónico.
Situada en el casco histórico, este templo destaca por su sobria elegancia exterior y por la riqueza artística que guarda en su interior. Su origen se remonta al siglo XIII, aunque a lo largo del tiempo ha sido reformada, incorporando elementos góticos, renacentistas y barrocos que reflejan la evolución estilística de la ciudad.
La fachada de la Iglesia de San Nicolás de Bari llama la atención por su portada renacentista, mientras que al cruzar sus puertas se descubre un interior sereno, con naves amplias y capillas laterales que conservan retablos de gran valor histórico. La mezcla de estilos crea una atmósfera única, en la que lo sagrado y lo artístico se entrelazan con armonía.
Entre sus elementos más destacados se encuentran el crucero cubierto con una magnífica bóveda y los detalles ornamentales que muestran el esplendor de la Úbeda renacentista.
Más que un edificio religioso, la Iglesia de San Nicolás de Bari representa una parte esencial de la identidad local. Su belleza tranquila y su profundo arraigo histórico la convierten en una parada imprescindible para quienes desean conocer el alma monumental de la ciudad.
Bonita y muy limpia es como de cuento.........................................................
Úbeda espectacular. Nos ha encantado. Recomendable su visita. Probar los ochíos. A nosotros no nos agradaron mucho, pero no puedes ir a Úbeda y no comerlos. Fuimos en el puente de diciembre con niños y tenían muchas actividades para entretenimiento.
Bonita con sus monumentos,cultura y una gastronomía excelente como las migas y los andrajos incluido sus olivas y aceite muy cerquita de Baeza y por su puesto su alfarería tan fina
Excelente, grandiosa, espectacular, me ha encantado la ciudad, sus monumentos , sus calles, su comida
Úbeda es una preciosidad. Recorrer sus calles solo admirando cada rincón, ya tiene un encanto especial. Recomiendo el restaurante La Imprenta y la Taberna El Santo. Para desayunar, la Cafetería Nazaríes.
Ciudad preciosa con un gran casco historico y muchos sitios buenos para tapear como Misa a las 12.
Lo visitamos en una breve escapada en pareja y nos encantó. Si lo visitas no debes perderte la Sinagoga del Agua.
Aquí encontrarás comentarios reales de clientes sobre los hoteles donde se han alojado en sus viajes ¡inspírate!
Todo muy bien, pero las habitaciones muy viejas. No creo q volvamos. El personal de limpieza súper atento y todo muy limpio.
Nada
La piscina grande y con buenas hamacas,los colchones fabulosos asi como la mini nevera en la habitación
La limpieza de la habitación no fue especialmente brillante
La habitación es bonita
Tenía telarañas la habitación en el techo
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Muy bonita. Y se come muy bien. El personal atento, pero el parador un poquito anticuada las habitaciones.