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Puente de San Pablo

El Puente de San Pablo de Cuenca tiene sus orígenes en el siglo XVI, aunque no tenía la apariencia que tiene hoy en día, antiguamente estaba hecho en piedra, por eso los conquenses lo llamaban el "Cíclope de Piedra". Su figura de piedra fue durante varios siglos el principal símbolo de Cuenca mucho antes que las hoy famosas casas colgadas.

El antiguo puente se construyó durante un largo periodo de tiempo, desde 1533 hasta 1589, gracias a la iniciativa del canónigo Juan del Pozo. Su función era conectar el antiguo convento de San Pablo (actual  Parador Nacional) con el centro, evitando bajar el barranco del Huécar y subir después a la ciudad por otro escarpado camino.

En 1895 el puente se derrumbó casi en su totalidad debido a una voladura controlada durante las tareas de reparación de uno de sus arcos. Años después se diseñó un nuevo puente de hierro, inaugurado finalmente el 19 de abril de 1903.

Mirador barrio del Castillo

El Mirador del barrio del Castillo ofrece una de las mejores panorámicas de Cuenca. Esta situado justo al lado contrario del mirador del Calvario, en él podremos disfrutar de las mejores vistas y contemplar unos amaneceres espectaculares. El sol sale justo por los montes de la Lagunilla, un paraje de gran belleza, donde nace el arroyo de Alhambra, pasando su cauce el norte de la población y desembocando en el río Azuer a la altura del pantano de Vallehermoso. Se accede a él caminando recto por la calle del Castillo.

Desde aquí también se ven otras zonas populares como: el barrio de San Antón ubicado en la parte baja, nombre que recibe por la ubicación de la ermita del mismo nombre cuyo origen se remonta al siglo XV (hoy en ruinas). Y también se puede ver el Castillo Omeya, construido hacia el siglo X por los árabes y reformado y acondicionado posiblemente posteriormente por Don Alvaro Núñez de Lara.

Catedral de Santa María y San Julián

La Catedral de Santa María y San Julián en Cuenca es uno de los monumentos más emblemáticos de la ciudad y una joya del arte gótico en España.

Fue construida entre los siglos XII y XIII, y sobre todos los elementos de la catedral destaca su impresionante fachada, influenciada por el estilo anglo-normando, y es uno de los primeros ejemplos del gótico en la península ibérica.

Al entrar en la Catedral de Santa María y San Julián, los visitantes quedan impresionados por la majestuosidad de su interior, que combina elementos góticos, renacentistas y barrocos. Sus altos arcos, luminosos vitrales y elaboradas capillas laterales son testimonio de siglos de historia y devoción. Uno de los mayores atractivos es el Altar Mayor, una obra maestra que refleja el esplendor artístico de la catedral.

Además, la Catedral de Santa María y San Julián alberga un museo donde se pueden admirar valiosas obras de arte religioso, incluidos tapices flamencos, esculturas y orfebrería.

Desde su torre, se puede disfrutar de vistas panorámicas de la ciudad de Cuenca y sus alrededores, lo que completa la experiencia de visitar este magnífico templo.

Plaza Mayor

La Plaza Mayor de Cuenca es un espacio abierto en pleno centro de la ciudad, esta lleno de encanto organizado de forma irregular, en forma de trapecio. Sentados en cualquiera de sus terrazas podemos ver al fondo la calle principal con sus coloridas fachadas, el Ayuntamiento del siglo XVIII, obra de Jaime Bort levantado sobre tres airosos arcos de medio punto. Otro monumento que se ubica allí es el Convento de las Petras, con una hermosa iglesia en su interior, data de los siglos XVI y XVIII. Pero la gran protagonista de esta plaza es la Catedral de Cuenca: con un estilo muy personal. Tiene una fachada neogótica que contrasta con el interior que se mantiene mas fiel al estilo medieval, ya que fue construida en el siglo XII y siendo una de las primeras iglesias góticas de Castilla. Su estilo va desde un románico tardío hasta el arte abstracto de sus vidrieras abstractas.

Como todas las plazas mayores de la península ésta conforma un espacio donde los turistas y ciudadanos hacen vida y disfrutan del patrimonio que les rodea.

Los Rascacielos del Barrio de San Martin

Los Rascacielos del Barrio de San Martín es como se conoce a un conjunto de edificios en la ciudad de Cuenca.

Si bajamos desde la Plaza Mayor, por la calle Alfonso VIII solo veremos tres, cuatro o cinco alturas en los edificios. Pero, al otro lado, en las fachadas que dan al río Huécar, desde la calle Santa Catalina, parecen auténticos rascacielos con diez, once y hasta doce alturas; la altura varía según la calle en la que nos situemos.

Algunos de estos edificios torcidos y largos desafían la gravedad y poseen grandes balconadas reforzadas con viguería, una soprendente,  maravillosa y única composición arquitectónica, que hacen de Cuenca la cuidad encantada.

Castillo

Los restos del Castillo de Cuenca están situado en la zona alta de la ciudad, en el barrio del mismo nombre, justo en el cruce de los ríos Júcar y Húecar. Tiene origen árabe, en su día tuvo función de alcázar rodeado por un conjunto amurallado, más tarde ocupado por los cristianos tras las conquista de Alfonso VIII en el siglo XII. Finalmente los Reyes católicos ordenaron su demolición, con el fin de acabar con todo los símbolos relacionados con la época islámica.

Hoy solo quedan algunos restos y la puerta de Arco de los Hermanos Rodríguez Bezudo, en memoria a la muerte de estos en la toma de la Ciudad a cargo de Alfonso VI. Muy cerca de este arco, en una situación privilegiada sobre la Hoz del Huécar, se encuentra lo que fue la Cárcel de la Inquisición que posteriormente fue Cárcel Provincial. Además también hacía las veces de cuartel en ocasiones de guerra. Actualmente, este edificio es el Archivo Histórico Provincial de Cuenca.

Casas de colores

La ciudad de Cuenca es uno de los principales destinos culturales de España, su belleza arquitectónica, gastronomía y oferta cultural, la hacen muy atractiva. La ciudad conserva un importante patrimonio histórico y arquitectónico, en la calle Alfonso VIII, encontramos las conocidas como casas de colores, otra de las estampas mas simbólicas y emblemáticas de la ciudad. Desde la Iglesia de San Felipe, hasta la mismísima plaza que precede a la Catedral de Cuenca, las fachadas de las casas combinan llamativos colores: amarillos, rojos, naranjas, azules, grises, negros, rosas, blancos… consiguen un espectacular juego cromático que cambia en función de la luminosidad del día.

Es una zona muy turística y comercial, un lugar ideal donde poder pasear y hacer fotografías aprovechando la policromía de las fachadas, algunas aún conservan escudos y detalles arquitectónicos de su Historia.

Ventana del Diablo

La ventana del diablo en Cuenca se encuentra a las afueras del pueblo de Villalba de la Sierra a pocos kilómetros de Cuenca. Es un mirador que ofrece unas impresionantes vistas  al cañón del Río Júcar a través de un imponente balcón abovedado excavado en la roca por la mano del hombre. Se pueden ver las aguas frías y cristalinas  del río avanzando alegres y sinuosas hasta la Ciudad de Cuenca.

El ventano del diablo está enclavada en una impresionante hoz formada por el discurrir del río, una roca con cientos de metros de desnivel, dejando abajo el río Júcar abriéndose paso por una angosta garganta. Es un lugar ideal para practicar deportes de aventura y disfrutar del paisaje natural.

Parque Arqueológico de Segóbriga

El Parque Arqueológico de Segóbriga se encuentra a poco mas de media hora de la ciudad de Cuenca. Es uno de los conjuntos arqueológicos romanos mas sorprendentes de la península.

El conjunto de las “ruinas de Cabeza de Griego”, fue declarado monumento histórico-nacional en 1931, y Bien de Interés Cultural. En los años 50 se llevaron a cabo los primeros trabajos arqueológicos, con la llegada del arqueólogo Martín Almagro Basch en 1961 y junto con del conquense Francisco Suay cuando comenzaron a ocuparse del yacimiento arqueológico desde una visión mas moderna y crearon el Museo Arqueológico de Cuenca.

En esas excavaciones se comenzaron a descubrir y restaurar los principales monumentos de la ciudad romana, el teatro y el anfiteatro, poco a poco se aumentó la superficie excavada y consecuentemente su puesta en valor. Esta labor de investigación arqueológica continúa en el yacimiento con campañas de excavaciones en verano.